Artículo publicado en la revista "VIVA" del Diario Clarín
El abuso sexual infantil es una de las formas de vulneración de derechos de los niños que trae aparejado consecuencias psicológicas graves a corto, mediano y largo plazo.
Siempre implica violencia, la violencia de la intrusión en el cuerpo del niño y en su desarrollo evolutivo normal y constituye un fenómeno complejo desde todo tipo de perspectiva, ya sea social, psicológica, médica, legal, etc.
El abuso sexual infantil es un delito, por lo tanto es imperioso saber cómo proceder cuando existe una sospecha de que un niño podría estar siendo víctima de abuso sexual.
Todos los esfuerzos de quienes interviene deben estar puestos al servicio de la protección integral del niño. Es él quien es vulnerable y ha sido expuesto a una situación en donde hay asimetría de poder y coerción para mantener un silencio en función de su supervivencia.
Por otro lado, el abuso sexual tiene un impacto a nivel social que afecta a todos aquellos que intervienen de una u otra manera, en especial tiene un impacto en el niño que lo ha sufrido o lo está sufriendo. Este impacto social muchas veces difícil de tolerar, trae aparejado la invisibilidad de esta problemática, no reconociendo las consecuencias gravísimas que tiene para los niños.
Si bien no todos los profesionales de la salud han sido entrenados en el abordaje de esta problemática, es absolutamente necesario que conozcan los indicadores de este tipo de maltrato infantil para lograr la protección del niño.
Así también es esencial que la población conozca dichos indicadores a la hora de estar alerta para ayudar a los niños.
La existencia de estos casos es mucho más frecuente de lo que se piensa en general, y los profesionales de la salud nos topamos con ella en nuestra función diaria.
Es fundamental que aquellos profesionales que intervienen en los casos donde hay maltrato infantil, estén capacitados para hacer dicha intervención.
El abordaje de esta problemática implica una formación específica, dentro de un marco teórico específico que es el del maltrato infantil. Así es que en los casos donde se debe evaluar una sospecha sobre abuso sexual, el profesional debe tener conocimientos acerca de cómo intervenir en los casos de maltrato infantil, acerca de la dinámica específica del abuso sexual, acerca de los factores de riesgo que existen en la misma, el impacto traumático en el niño y las características propias de la familia.
Debe manejar una buena técnica de entrevista y poseer conocimientos acerca de psicología evolutiva.
Es nodal tener conocimientos acerca de la memoria, la memoria traumática y cómo el niño puede verbalizar o mostrar con sus síntomas o conductas si no es con su relato, la situación por la que puede estar pasando.
Esta formación implica también estar cómodo con la práctica interdisciplinaria, ya que es central en este abordaje. El poder trabajar en red con otros profesionales como médicos, abogados, psiquiatras, trabajadores sociales, harán que el diagnóstico sea más eficaz.
Podríamos pensar este diagnóstico como el armado de un rompecabezas en donde cada pieza debe ser investigada en sí misma y en función de las otras partes. Cada unos de los agentes de intervención colaborará así en el armado de este rompecabezas, dándonos información necesaria para arribar a una conclusión.
Existe una amplia bibliografía que da cuenta de cuáles son los criterios y estrategias de evaluación en los casos de sospecha de abuso sexual infantil y cómo debemos adecuarlos según la edad del niño.
Velar por la salud psicofísica del niño y su protección integral debería ser el objetivo de toda intervención de los equipos de salud. Por eso remarco la importancia de la formación de los profesionales en esta temática y el trabajo interdisciplinario como ejes de una intervención eficaz.
La autora de esta nota es psicóloga de la Universidad de Buenos Aires. Terapeuta familiar. Especialista en trauma psicológico e intervención en catástrofes. Trabaja en el área del maltrato infantil desde el año 1993 a nivel público y privado.