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Historias detrás de los objetos: Muestra de arte y salud

Foto del escritor: Paula MorenoPaula Moreno

Actualizado: 4 oct 2024

En una de nuestras tantas conversaciones, surgió la idea de compartir nuestro peculiar modo de sintonizar. Cuando hablo de nosotras me refiero a Adriana y a mi. Adriana es realizadora de títeres, narradora y artista. Yo: terapeuta, docente y amante del arte.


Esta historia comienza hace seis años atrás cuando nos conocimos.

 

El primer títere que le pedí a Adriana fue un títere de mí misma. 


Allí comenzó una historia que jamás hubiese imaginado. Una historia que contiene los siguientes ingredientes: imaginación, inventiva, creatividad, esperanza, sensibilidad, empatía, escucha atenta, comunicación respetuosa, SINTONÍA.


Desde ese primer títere “Paula”, surgieron un mar de objetos, objetos narradores. 

Nuestra muestra de arte y salud tuvo la intención de: 


  1. Compartir, por un lado, el proceso creativo de cada objeto y cómo se va transformando en el uso clínico.

  2. Compartir el proceso creativo entre Adriana y yo. 

  3. Compartir cómo estos dos puntos anteriores, son inseparables, ya que existe un ida y vuelta entre las dos, antes, durante y después de la creación del objeto.

El proceso de creación de cada objeto es único. Puede verse originado por la necesidad propia de acompañar determinado tratamiento psicológico, o porque, a partir del trabajo con un paciente, se me ocurre crear un objeto que pueda ayudar en las sesiones, o bien que esté estudiando determinada teoría y quiera hacer alguna adaptación desde el arte.

Todo comienza en mi mente y en mi imaginación: voy diseñando en mi interior aquello que me gustaría que cobre vida a través de un títere.

El paso siguiente es una llamada telefónica. No usamos mensaje de whatsapp sino que dialogamos. En esas charlas aparecen espacios de silencio, preguntas en sintonía con el conversar del otro, pensamientos, ideas, momentos de incertidumbre, intercambios de ambas.

Adriana escucha con mucha atención mi invento mental, mi deseo, mi inquietud y se pone a investigar. Me pregunta sobre el proceso en el que estoy, mi objetivo de trabajo, los colores que imagino, las texturas, las características que necesito estén presentes.

Comienza desde su lado un trabajo de creación, de investigación y de lectura de material. Algunas veces le comparto bibliografía y otras es ella quien las busca.

Por ejemplo, para realizar el títere del corazón, Adriana no sólo escuchó la historia detrás de mi pedido, sino que investigó la anatomía del corazón (ver artículo en esta página de intervenciones médicas).

El proceso continúa compartiéndonos cada avance del títere, su forma, su estructura, sus colores y hasta sus movimientos. Para esto, tenemos que decidir juntas si el títere será de mano, de dedo, con accesorios, de manejo externo, o será un objeto que narre.

Cuando construimos el agujero negro, un objeto narrador que fue inspirado por las sensaciones que algunos pacientes me comentaban: soledad infinita, sensación de vacío, vergüenza profunda.

Para crearlo, pensamos en esas experiencias que las personas me compartían en terapia, en las texturas que tendría, los lugares para explorar y la posibilidad de transformación de las mismas. En una nueva narrativa a partir de esa sensación de desolación.


Los nidos tuvieron un trabajo parecido. A partir del acompañamiento a familias, niños y niñas en proceso de adopción, surgió la idea de inventar los propios nidos. Si bien yo tengo un nido grande y uno más pequeño como base, el compartir esa estructura o nicho ecológico, generó el puntapié para indagar y profundizar acerca del hogar, del anidar, de los distintos hogares, de lo que esos nidos necesitan para ser habitados, de las experiencias que guardan entre sus ramitas y hojas. Estos nidos pueden ser realizados por los niños y los padres, por las personas que trabajan en las casas de tránsito, por el terapeuta y el paciente. Las posibilidades de intervención clínica son infinitas.


Muchos títeres surgieron de cuentos que yo he escrito sola o en co autoría. Por eso, estos personajes tienen voz en mi mente, en la historia que escribo y luego en la mano del ilustrador. Por último, Adriana crea una versión títere.


Lo interesante de este proceso es que estos títeres, al igual que los cuentos, no son personajes fijos, que se quedan pegados a la historia primera, sino que van transformándose a medida que otros niños los usan, les dan soplo de vida. 


Estos objetos/títeres comienzan a guardar en su alma las historias de vida de muchos. Se llenan de ellas, cobran vida y se nutren de las mismas. Y cada vez que son ofrecidos, preparan este bagaje para florecer en manos de quien los tenga.


La cantidad de títeres y objetos que han surgido a lo largo de estos años son muchos y diversos. Algunos se pueden apreciar en las fotos que compartimos. 


Cada uno de ellos tiene una historia original que los ayudó a inventarse, incluso títeres como la hormiga o la luciérnaga. No son animales elegidos al azar, sino que fueron pensados y diseñados para poder ser entrelazados en las intervenciones clínicas.


Algunos de estos objetos narradores son desplegados también en el contexto de mi vocación docente: para explicar un contenido determinado, para modelar el uso del arte en sesiones o para trabajar un concepto teórico. 


Por ejemplo, el trabajo con el concepto de La Común Humanidad. Este concepto central en el trabajo y en la vida diaria de cada ser humano, tiene su objeto narrador. Para este proceso creador, exploramos en nosotras y en mi caso, en mi práctica clínica, cómo descubrimos la interdependencia, qué la impide, que la favorece, qué emociones surgen cuando la veo, qué sensaciones físicas, qué movimientos. A partir de allí, me propuse crear varios métodos para llevar a la práctica este concepto. Desde intervenciones clínicas específicas (ver en esta página el artículo escrito junto a Claudio Araya) hasta incorporar el modelaje con el objeto narrador creado con Adriana.


En otras oportunidades, los títeres u objetos creados forman parte de talleres impartidos a familias y niños/as. Ellos son mediadores de aquellos aspectos que compartimos con las familias. Por ejemplo, la luciérnaga nos permite iluminar los aspectos más temidos, los dragones compasivos para practicar determinadas meditaciones, la historia del pez globo (cuento No todo lo que pincha es pinchudo, autoras: Paula Moreno/ Luciana Rossi) que ayuda a bucear en la regulación emocional, o Mono (Un mono a prueba de tormentas. Paula Moreno), historia para acompañar procesos adoptivos.


Hay algunos títeres, como ya comenté, que surgieron a partir de la necesidad de adaptar algunas teorías. Por ejemplo, la mariposa, que se transforma de gusano a mariposa y tienen sus manos haciendo el gesto del abrazo de mariposa. Este títere surgió con la idea de acompañar a algunos niños/as en la realización de la estimulación bilateral. Esta estrategia se utiliza en el abordaje terapéutico EMDR. Llevar esta manera de abordaje al hada mariposa permite a su vez generar más amorosidad y calma al proceso. 


En esta misma línea se encuentran todos los dragones compasivos, los cerebros terapéuticos, las huellas de dragón y los papiros de dragones. Estas creaciones, de títeres y objetos, están pensadas en función de la Terapia Centrada en la Compasión. Esta adaptación es una idea propia y única. Es también una creación única en el sentido de la forma que fue tomando el proceso creativo con Adriana. Estudiando ambas, desde nuestros distintos lugares de trabajo, cómo poder llevarla a objetos reales, tangibles. (Ver en esta página el artículo de dragones compasivos)


En nuestra primera muestra de arte (tan solo la primera), diseñamos distintos territorios para recorrer.


  1. Un mar de objetos

  2. Títeres pensados para determinadas intervenciones clínicas

  3. Abrazo de la mariposa/EMDR

  4. El territorio de la magia y la imaginación

  5. Dragones compasivos

  6. Objetos narradores

  7. El cuerpo narrado (ver artículo en esta página)


Es muy difícil compartir en palabras lo que vivimos en esta muestra. Desde alegría, amor, respeto por los procesos e historias guardadas en cada objeto, la necesidad profunda de compartir esta sintonía con otros seres queridos, el orgullo por nuestro trabajo y la admiración por la escucha atenta de cada invitado.


 Estamos profundamente agradecidas de esta oportunidad y a su vez estamos conscientes de que nuestra manera de trabajo es única, irrepetible y creada a partir de una química basada en el respeto por nuestro quehacer y la necesidad de llevar a través del arte, una manera de sanar el sufrimiento.


Me gustaría compartir también, que cuando un objeto comienza a rodar por la vida de otros seres humanos, esas historias nos siguen nutriendo, alegrando y fortaleciendo en la intención de acercar posibilidades artísticas/clínicas para el bienestar de las personas.


Por eso, cada vez que tomen un títere o un objeto narrador, contemplen las historias que hay detrás de ellos y déjense sostener para que ese objeto reciba la historia de Uds. Una transformación se avecina.



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