top of page

El cerebro compasivo

  • Foto del escritor: Paula Moreno
    Paula Moreno
  • hace 5 días
  • 6 Min. de lectura

Haber llegado a esta creación requiere de una historia. No podría compartir esta alegría sin resonar con la definición que Rick Rubin escribe sobre la creatividad: “vivir como artista es un modo de estar. Una manera de percibir. Consiste en afinar la sensibilidad para sintonizar con las notas más sutiles”.

En esta nueva creación existen una gran cantidad de símbolos. 


Me gustan los símbolos porque añaden profundidad, capas de sentidos. Y si bien hay símbolos cuyos significados, la mayoría de las personas reconocen, hay otros donde cada uno puede dotarlos de significación personal. Entonces, ya estamos en el mundo de la magia. 


Esta es la historia detrás del nuevo objeto narrador:


Dícese de dos mujeres que vienen creando juntas hace más de 6 años. 


Dícese de una artesana y una psicóloga que intercambian sus corazones.


Dícese de dos narradoras de historias que buscan maneras de hacer tangible las cuestiones del alma.


Dícese de dos artistas que llevan meses dialogando acerca de lo que significa cultivar una mente compasiva.


Dícese de la búsqueda de pequeños grandes gestos/símbolos que despierten esa mente compasiva.


En definitiva, dícese de dos mujeres que ofrecen la posibilidad de inspirar a otros con sus obras.


Ella es Adriana Flaiban y yo soy quién escribe.

Adaptar la Teoría Centrada en la Compasión para la infancia, supuso, no sólo seguir estudiando y practicando, sino también, idear las formas de que los niños puedan acercarse a cada propuesta y la sintieran cercana a su mundo.


Poco a poco, las ideas fueron tomando forma. Desde el cerebro terapéutico, pasando por el cerebro primitivo, los dragones compasivos y cada una de sus maneras de transmitir el coraje, la fortaleza, la bondad, el amor incondicional. 


Ellos también ofrecen cartas compasivas en forma de pliegos antiguos, pisadas de dragón para pensar las acciones compasivas, un fuego sagrado para calentar el corazón.


A medida que fui ofreciendo estos recursos, nuevas ideas aparecían en mi mente.


Adriana siempre estuvo dispuesta a entender la profundidad de esta adaptación. Ella estudió junto a mí para conseguir que cada detalle tuviera un significado. Por eso la mirada de cada dragón es diferente según lo que el corazón de ese dragón habita, las antenas y sus alas fueron pensadas según las características propias, sus colores y texturas y las formas de sus cuerpos, colas y movimientos.


El telón detrás de estos detalles es una gran experiencia en el trabajo con el arte y cómo ofrecerlo en la clínica. La posibilidad de sanar a través del abordaje sensorio somático, cobra una importancia vital. El terapeuta necesita guiar el encuentro con estos objetos narradores de manera tal que la atención plena sea la protagonista. 

Allí reside también, una vasta gama de intervenciones: la posibilidad de enraizar, el procesamiento de la activación sensorial, los primeros pasos hacia la creación de una sensación interna de seguridad, el procesamiento de la información a nivel visual y kinestésico, junto con el procesamiento de lo auditivo. Ya sea con los sonidos que creamos para cada títere narrador como los que ya vienen dados en ellos.


Para los niños que han sufrido algún tipo de impacto traumático, estas premisas de trabajo terapéutico, son esenciales.


Estos primeros acercamientos son medios hábiles para ir creando un vínculo entre ese niño/adulto y el terapeuta. Me animo a decir adulto porque esta adaptación puede ser utilizada también en pacientes adultos.


En este marco contextual surge la idea de crear un cerebro compasivo.


Mi intención va de la mano de mostrar cómo una mente puede inclinarse hacia lo amoroso, a través del cultivo de todas estas cualidades que vamos visitando y encarnando con los anteriores objetos narradores compasivos.


Quiero centrarme en la MOTIVACIÓN: dar a conocer que podemos cultivar conscientemente una motivación como si fueran semillas de un jardín es mágico.

Dice Russell Koltts y Thubten Chodron en su libro “Vivir con el corazón”, que la motivación que está detrás de la acción influye en el modo en que la realizamos, en cómo nos sentimos al realizarla y en el resultado de la misma. Hacer una pausa para cultivar conscientemente una motivación compasiva antes de actuar, transforma nuestro estado mental y nos ayuda a tomar decisiones sabias que mejoran nuestra vida (pág. 35).


Cuando pensé en este nuevo títere, pensé que quería que fuera un vehículo de motivación.

Elegir cada uno de los elementos que iban a integrar/florecer de este cerebro/mente fue un proceso de búsqueda interna. 


Adriana también buscó las suyas. 


Luego, buscamos juntas. Exploramos cada símbolo.


Si bien van a ser ofrecidos desde nuestros corazones, cada persona puede explorar qué despierta en ellas.


Entrenar una mente compasiva implica encontrar la propia valentía para mirar nuestro sufrimiento y el de otros. Pero por sobre todas las cosas, la compasión va de la mano del amor.


Este nuevo títere sabe que está allí para hacer pie en la interdependencia. Y que el hilo que la teje es el amor.


Buscando los componentes de la compasión, elegimos los siguientes símbolos: (síntesis entre Adriana y yo).


Una mariposa: lo sutil, el gesto mínimo que cambia tu día, el vuelo, el abrazo de mariposa, la vulnerabilidad, el contacto con la naturaleza. La calma y la paz.


Un girasol: Recordatorio de volver la cara al sol, a la luz, cada vez que me pierda, el sol como guía, aquello que ilumina el mundo interior. La apertura del corazón y la confianza.


Un libro: un refugio de infinitas posibilidades, un lugar donde entrar y salir cuando uno quiera. Es la sabiduría, la poesía, la palabra. Un universo de posibilidades.


Una ramita de cerezo: la delicadeza, los ciclos de la naturaleza, el asombro ante la belleza de la vida, la curiosidad por descubrirla. La ecuanimidad de la naturaleza.


Los colores: energía vital, alegría empática, una caricia de arco iris, una danza, un ritmo, movimiento.


Una bolsita de semillas: para sembrar lo bueno en nosotros y en otros. Libertad de elegir aquello que siembro.


Ellos reúnen “La fortaleza de construir desde estas cualidades”.

Creemos que este títere inspira y conecta con el sistema de la compasión, haciendo que el sistema de amenaza se calme. Como dice Kolts: la clave está en crear experiencias mentales que nos ayuden a traer compasión hacia nuestras mentes (pág. 120).


Este cerebro permite explorar los enemigos cercanos de la compasión. Tal vez ayude para explorar cuando nos aferramos a algo o alguien, cuando estamos teniendo un amor posesivo, si aparece el odio, la maldad, si estoy eufórico en vez de alegre, o si aparece la envidia.


Tal vez pueda explorar el enemigo de la ecuanimidad cuando aparece la indiferencia, por ejemplo.


Pensamos que una manera creativa de acercar la sensación de sentirnos conectados era que estos recursos o cualidades que constituyen a la compasión pudieran brotar desde la mente-corazón. Cuando la persona se siente segura, puede sentir cierta flexibilidad y conexión, por lo tanto, aparece la confianza. Esta posibilidad de que los niños descubran cómo se va desplegando esta mente compasiva, trae indefectiblemente confianza y disminuye las sensaciones asociadas al sistema de amenaza.


Convidar este objeto narrador habla también de la esperanza en la bondad del ser humano, y conlleva la posibilidad de recibir a los otros y ser recibidos en este amor incondicional.

Este títere guarda espacio para que cada persona pueda ir agregando las cualidades que considere necesarias para cultivar la compasión. Incluso nos permite observar cuándo hay pensamientos y emociones que nos nublan esta intención.


Uno de los símbolos que elegí para este títere es un libro. Creo que poder trabajar con los niños en el habla atenta y en la escucha empática, abre una posibilidad hacia una mente/corazón sabio. 


Sería imposible separar este proceso creativo, de co construcción, del objetivo del mismo. La manera que hemos encontrado con Adriana de crear, es parte del modelaje que regalamos al mundo.


Dice Rubin: “Una mirada profunda es la base de la creatividad, ver más allá de lo ordinario y prosaico para captar lo que de otro modo sería invisible”.


“Si decidimos compartir lo que creamos, nuestra obra sigue circulando y se convierte en materia prima para otros”.


Así comienza a rodar este nuevo amigo.


Por último, me gustaría despedirme de este breve escrito con una poesía:


Un poema a la vez


los convido como gotas de miel

acomodados en la caramelera

esa que heredé de Ofelia

la tapa llena de garabatos

la madera aún huele a pino


algunos días los revuelvo

para que no salgan siempre los mismos

un oráculo antojadizo

se cuela


yo les pido que cierren los ojos

los guío con mi voz

y dejo que el alma escoja


ese que te espera

ese que te habla


un solo poema por día.


Paula Moreno

 
 
 

Commentaires


  • Facebook Social Icon

© 2024 por Agustín Gagliardi 

bottom of page